martes, 31 de julio de 2012

Carta del Consejo de Educación Católica de la provincia de Buenos Aires


A todos los integrantes de las comunidades educativas de la Provincia de Buenos Aires

Los responsables de los servicios educativos católicos de la Provincia de Buenos Aires nos dirigimos por este medio a todas las familias que han optado por el estilo de educación pública de gestión privada eclesial, a los docentes que eligieron ejercer en el mismo su vocación y al personal no docente que con su tarea cotidiana hace posible concretar el proyecto educativo.
Motiva esto la preocupación causada por el anuncio de recortes que haría el Gobierno de la Provincia en relación con el régimen de aportes que se otorgan a la educación pública de gestión privada.
Somos conscientes de las serias dificultades que la provincia y el país enfrentan, pero entendemos que en toda emergencia deben privilegiarse y resguardarse áreas tan sensibles como son la seguridad, la salud y la educación. No creemos que la solución sea el recorte del aporte estatal que se brinda a estas comunidades educativas.
Debe recordarse que el aporte que estas instituciones reciben, se ha otorgado desde el Estado Provincial, previo cumplimiento de una serie de requisitos y mucha espera. El mismo se destina únicamente al pago de salarios de docentes reconocidos oficialmente, que integran la planta orgánico-funcional del establecimiento. En muchos de estos aún se está a la espera de ese beneficio a nuevos cursos y cargos derivados de las últimas reformas impuestas por las autoridades estatales. Cualquiera sea el porcentaje de aporte con el que se cuente, éste no comprende salarios de personal docente de planta no subvencionada, auxiliares y extraprogramáticos, de maestranza y administrativo. Tampoco alcanza al necesario mantenimiento del edificio, sus reformas y equipamiento, así como al pago de servicios. Todo esto se cubre con el esfuerzo de la comunidad educativa, y fundamentalmente, con las cuotas que por aranceles escolares abonan las familias, según los límites de sus posibilidades, con escalas aprobadas por las mismas autoridades educativas provinciales.
Es evidente que las medidas anunciadas de recortar los aportes destinados a cubrir al personal docente suplente, no otorgarlo a secciones que posean menos de veinte alumnos –cualquiera sea el nivel o curso-, y suspender el otorgamiento de cargos pendientes de su obtención por cualquier causa, impedirán a nuestros establecimientos seguir brindando los mismos servicios. Se está poniendo en grave riesgo la continuidad de esa prestación y el sostenimiento de su calidad, ya que la mayoría de nuestras escuelas no está en condiciones de afrontar estos recortes ni de compensarlos subiendo los aranceles.
La solución al problema no debe consistir en resignar el derecho de las familias a optar por este tipo de servicios. De acuerdo a la realidad actual una gran proporción de estos deberá plantearse seriamente la alternativa de su cierre a corto plazo.
Creemos que las autoridades educativas provinciales deberían evaluar nuevamente la dimensión de la situación en que se coloca a nuestros establecimientos educativos, sobre todo a aquellos que están insertos en comunidades de bajos recursos. Esperamos que la voz de todos permita revisar nuevamente las medidas y privilegiar la posibilidad de respetar el derecho de las familias a la continuidad de la escolaridad de sus hijos en los centros educativos que han elegido.
Reconocemos y agradecemos a las familias su participación y responsabilidad en el sostenimiento de la educación católica de sus hijos, quienes son parte del sistema educativo provincial, como asimismo a todo el personal cuya tarea es expresión de entrega en el marco de una vocación de servicio comunitario. 
Solicitamos a las autoridades competentes que se respete la sana distribución del presupuesto educativo, cuya única finalidad debe ser que el Estado asuma la responsabilidad principal y exclusiva que le compete de garantizar educación para todos.

Consejo de Educación Católica de la Provincia de Buenos Aires
La Plata, 23 de julio de 2012