Se hizo referencia a la evangelización. Es la razón de ser de la Iglesia. -
“La dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI). - Es el mismo
Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.
1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la
parresía de salir de sí misma. La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir
hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias
existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la
injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del
pensamiento, las de toda miseria.
2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene
autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí misma
del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las
instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de
narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y
llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta para
entrar… Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para que le
dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro de sí y
no lo deja salir.
3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree que tiene
luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan
grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que puede
sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros.
Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale
de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, o la
Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para sí. Esto debe dar luz a los
posibles cambios y reformas que haya que hacer para la salvación de las almas.
4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de
Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí
hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que
vive de “la dulce y confortadora alegría de la evangelizar”.